El insomnio me muerde con fuerza inusitada... miro a mi alrededor y siento la blancura del techo cernirse sobre mi cabeza.
Esta noche, mi habitación es diez veces más chica...
Una catarata discurre por mi cabeza con lo ke, calculo, han de ser mis pensamientos... A esta altura, van tan rápido ke no logro identificarlos... Frases incoherentes se agolpan, pugnando por tomar alguna forma definida y salir.
El rotativo del aire informa: Hora cinco y cuarenta y siete de la mañana... No entiendo como pasó tan rápido el tiempo... si hace diez minutos eran las doce!!!
¿A dónde se fueron mis ocho horas de sueño?... ¿Y no tenía yo un pakete de cigarrillos recién empezado?... alguien me robó por lo menos 12 y tuvo el descaro de dejar todas las colillas en mi cenicero.
La pregunta ke antes me provocaba llanto amenaza con salir a flote otra vez, pero ya no le temo.
Alguien se entretenía con formulármela siempre... allá lejos y hace tiempo, cuando en madrugadas como ésta...
Al principio el SIII! Se me escapaba entre los dedos casi sin pensarlo... pero el tiempo, inexorable y tirano, lo cambió por un “No se´” sin ke me diera cuenta.
El “No” se alojó en mi ama sin contratos de locación y sin posibilidad de desalojo...
Fueron tiempos de oscuridad en la tierra media de mi espíritu, ubicada en algún rincón de mi anatomía.
Me cuesta localizarla, porke no la veo entre mi corazón y mis pulmones... me gusta imaginarla en un espacio menos accesible para los cirujanos.
En esas épocas empecé a temerle... ya no era divertido ke me lo preguntaran ni era gratificante responder... Pero las palabras son como el agua, se las puede demorar, pero no se puede detener su avance.
Y la pregunta volvió... tuve ke aguantarme la angustia y dejar caer un No! Con desgano... tanta veces, tantas noches.
Y cuando alguien hace la pregunta, uno se pone a pensar y analizar la vida como un contador los libros de una empresa... Se detiene cuidadosamente en el Debe y revisa con frenetismo el Haber, conteniendo la respiración ante la posibilidad de un saldo negativo.
El alivio llega cuando el número esverde, porke no hay nada más alentador ke poder dar un Sí! Como respuesta.
En definitiva... ahí se resume todo, no?... No hay nada más allá... con sacrificio y cada error cometido... el amor de los ke amamos, lo ke somos y hasta lo ke keremos ser...
No es casual ke, al encontrarnos con alguien ke hace mucho tiempo no vemos, preguntemos “¿Estás bien?”... en lugar de hacerla “la pregunta”... porke aveces es duro recibir un "No” de un ser kerido... porke tenemos miedo de tener ke pronunciarlo nosotros...
Ya no le tengo miedo... y por ello con toda impunidad me pregunto:
_¿Sos feliz?
_ Sí señor, en efecto y por completo!